Dos espías (no doce) enviados silenciosamente por Josué a Jericó. No solamente era una campaña militar, Dios tenía propósitos de gracia para con Rahab la ramera. Aunque la Biblia menciona sus mentiras no las aprueba. Lo que resalta es su fe. Ella confiesa a Jehová como su Dios, y desea la salvación de toda su familia. Ellos le prometen misericordia y verdad cuando vengan a destruir Jericó. Descolgó a los espías por la ventana usando un cordón rojo, e inmediatamente ató el cordón a la ventana como símbolo de su fe y esperanza.
Rahab ilustra lo que el NT llama: (1) Justificación por gracia, Mt. 1; (2) Justificación por fe, Ro. 5:1; (3) Justificación por obras, Sa. 2:28; y (4) Justificación por sangre, Ro. 5:9.