En este último capítulo de «El mundo que se avecina», Miquel Feliu se centra en dar un mensaje de esperanza, sobre todo a los jóvenes. Si queremos cambiar el mundo no podemos empezar por fuera, hemos de empezar por nosotros mismos, y cambiándonos a nosotros es como podremos cambiar el mundo. Miquel anima a los jóvenes a entrar en acción y no ser meros espectadores de su vida sino actuar en conformidad con lo que Dios va pidiendo en el día a día, para estar preparados cuando llegue el momento del encuentro definitivo con Jesús y María.