La furibunda persecución religiosa que estalla en los primeros meses de la Guerra Civil, se convierte en el rostro del comunismo contra el que se aglutinan los distintos acentos políticos que habían protagonizado la sublevación contra la República, que se va a convertir en un movimiento político y militar «en defensa de la civilización cristiana». La Santa Sede —afirma el Prof. Santiago Navarro de la Fuente en este programa— era consciente del grave peligro que el comunismo entrañaba no solo para España, sino para el mundo entero. Por eso, Pío XI, que ya había aludido a esa amenaza en la alocución del 12 de mayo de 1936, dirigida «A la prensa católica», confirmará la posición de la Iglesia frente al comunismo con su condena, tanto en su manifestación practica como ideológica, en la Carta Encíclica Divini Redemptoris, «Sobre el comunismo ateo», firmada el 19 de marzo de 1937.