“Mijo, te quiero y me complace.” Tales palabras dicho por un papá son de suma importancia en la vida de un niño. También fueron para Jesús. Al oír palabras muy parecidas de su Padre en el cielo momentos después de su bautismo en el rio Jordan, Jesús seguramente se sentía a la aprobación de su Padre para su manera de llevar la salvación a su pueblo. No por una revolución política contra los poderes políticos, ni por ser el más famoso maestro de la ley en la historia de Israel, sino por acompañar el pueblo humilde, pobre, y pecador en el desierto y en las aguas de arrepentimiento del rio Jordan.
Homilía compartida en la capilla de las Siervas de Maria en Cuenca, Ecuador.