Continuamos el diálogo con D. Alfredo Marcos, catedrático de Filosofía de la Ciencia en la Universidad de Valladolid, quien no tiene reparos en afirmar que la propuesta oculta en la primera tentación —«Seréis como dioses» (Gn 3,5)— está presente en el transhumanismo, incluso aunque sus promotores lo ignoren. Pero queriendo «mejorar al ser humano», lo que consiguen es restar autonomía al sujeto, condicionándolo en torno a una serie de parámetros que se establecen arbitrariamente como las medidas estándar de esta mejora de la especie e ignorando todos los problemas morales que de allí se derivan. A un ser humano no se le puede «añadir valor», en el sentido de que el valor de un ser humano es ya desde el principio un valor absoluto que llamamos «dignidad». Mejorar la vida humana no significa hacerla distinta de lo humano, sino propiamente humana.