Había una vez un leñador al que le ofrecieron como recompensa por un favor un bonito anillo, pero él experimentó en su interior que no debía aceptarlo, puesto que no era suyo. Resultó que el anillo era de una noble distinguida y fue recompensado con creces. ¿Qué hubiera pasado si se hubiera quedado con el anillo? ¡No te dejes engañar! Ser honrado siempre tiene su buena recompensa.