Pasado un tiempo después del anuncio de la muerte del joven y resultando que esta no llegaba, muchos jóvenes pensaron que S. Juan Bosco se lo había inventado. Pero poco después, un joven, que hasta entonces se había encontrado perfectamente, comenzó a sentirse mal. Sin que este se percatara, S. Juan Bosco lo fue preparando para que tuviera una buena muerte. Murió de repente y solo, pero habiendo recibido los auxilios divinos el día anterior.