«Una dictadura perfecta tendría la apariencia de una democracia, pero sería básicamente una prisión sin muros, de la que los presos ni siquiera soñarían con escapar». Estas palabras de Aldous Huxley, escritas en 1932 en su libro Un mundo feliz, casi parecen una profecía acerca de lo que está ocurriendo en nuestro siglo XXI. Albert Cortina —abogado especialista en urbanismo, ordenación del territorio, medio ambiente y gestión del paisaje— nos muestra que, con el rápido desarrollo de la ideología del Nuevo Orden Mundial y las tecnologías transhumanistas, los derechos que siempre se han considerado fundamentales, ahora están seriamente amenazados.