¿Por qué a los católicos se nos trata como ciudadanos de segunda y no nos oponemos a ello de ninguna manera? ¿Por qué vemos como algo normal el que se construyan, por ejemplo, polideportivos, parques o residencias con dinero público, pero si los ciudadanos piden una iglesia, se les niega este derecho? ¿Es que los católicos no somos ciudadanos como los demás? ¡Escucha a D. Jorge González Guadalix, en «Reflexiones de un cura»!