Ellas Viven Aquí

Zaira Karina

A Zaira Karina Ávila Cholico del Estado de México se le notaba la chispa de querer ser grande, la mejor, desde que era niña. Ante todo, era soñadora: estudiar pedagogía para dar clases en kínder, trabajar en el aeropuerto para convertirse en aeromoza y sacar adelante a sus dos hijas a quienes apoyaba enérgicamente en competencias de natación. Kari, como le dice su madre Juana Aracely Ávila, era sonriente, bonita, cariñosa e inteligente. Zaira Karina dejó una chispa en su familia, vecinas y amistades, su fortaleza las inspira a luchar por justicia y exigir leyes preventivas, no consolativas.

Tania

Tania Olivar de la Rosa era una madre que, como muchas otras, luchaban por sacar adelante a sus hijas para que no tuvieran la misma infancia que ella. A pesar de haber sufrido la pérdida de su padre a temprana edad, Tania era alegre, trabajadora y social. Ignacia de la Rosa, su madre, recuerda la manera en la que Tania le cantaba a las chivas en el rancho y de su sueño de trabajar en Monterrey. Chata, como le decían, era alta delgada y caderona: una visión cuando montaba a caballo o andaba en moto. Conoce su historia.

Karen

Si vieras a Ana Karen Aguilar Félix de 27 años la verías con plataformas, sonrisota, siempre amigable y alegre. Tenía una de esas risas que provocaba más risa a su alrededor. Se parecía mucho a su madre, Diana Félix. Amaba comer chocolates y le encantaba la birria, disfrutaba comer y vivir. Soñaba con tener un salón de belleza para ella y su hija. Su madre se alimenta de las memorias que la convivencia con Karen le dejó: eran como hermanas, andaban juntitas y se parecían. Donde estaba Karen había alegría y amor, así la recuerdan su familia, amigos, madre e hija.

Lidia

Lidia Andree Beltrán Felix soñaba con ser una gran veterinaria. Su madre Vivian la amó desde que supo que esperaba a una princesa y recuerda el momento que la tuvo en sus brazos por primera vez. Lidia era amorosa, amable, coqueta, alegre y ocurrente. Tenía una hermosa sonrisa que reflejaba la bondad de su corazón. Conoce el legado de amor que Lidio dejó.

Claudia

Claudia Alondra Correa era hermana mayor, hija y amiga. Destacaba por ser buena estudiante, ser tranquila y centrada aparte de su sonrisa y ojos encantadores. Compartía con su madre y hermana un amor por las películas románticas y de terror, iban al cine juntas seguido. Ayudaba a sus compañeros cuando tenían dificultades, daba consejos a sus amigas y siempre era atenta con sus queridos. Su madre, Claudia Juana Alondra Correa ahora es su voz, no se rendirá ni callará hasta que se haga justicia en su nombre y en el de todas las madres y víctimas.