Un ejemplo vivo de amor
«Y esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha derramado su amor en nuestro corazón por el Espíritu Santo que nos ha dado.» (Romanos 5:5) No es necesario que te preocupes si en ti no hay suficiente amor. La Palabra dice que el amor de Dios ha sido derramado en tu corazón por el Espíritu Santo. El amor de Dios habita en ti. Sólo necesitas tomar la decisión de permitir que éste fluya. Repite ahora la siguiente oración: En el nombre de Jesús tomo la decisión firme de vivir, a partir de hoy, la vida de amor y dejar que la ternura de Dios se manifieste por medio de mí para que sane los corazones heridos de quienes encuentre en mi camino. Padre, enséñame a amar aun cuando las cosas salgan mal; a ser paciente y bondadoso cuando los niños necesiten atención; a pasar por alto las palabras rencorosas de mi cónyuge enojado; a regocijarme cuando otra persona en la oficina recibe el aumento que creí que yo necesitaba. Enséñame a hablar en amor y a desechar calladamente todo chisme y reemplazarlo con palabras de gracia. Señor, Tu Palabra asegura que Tu amor ya está dentro de mí y que ha sido derramado en mi corazón. Por eso, tomo la decisión de quitar todo obstáculo que impida a ese amor fluir libremente hacia la vida de los demás. Dejo atrás los resentimientos y perdono a todos los que me han hecho el mal. En los días venideros, hazme crecer, sobresalir y desbordarme en Tu amor. Ayúdame a ser lo que este mundo más necesita: un ejemplo vivo de amor. Amén. Lectura bíblica: 1 Juan 4:7-17 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
Posee el reposo de Dios
«De modo que aún queda un reposo para el pueblo de Dios… Procuremos, pues, entrar en ese reposo, para que nadie siga el ejemplo de los que desobedecieron» (Hebreos 4:9,11) El reposo de Dios. Si consideramos la vida tan agitada y ajetreada que llevamos, ese reposo pareciera algo muy bueno, ¿cierto? Pero, ¿de qué se trata exactamente y cómo entramos en Él? En los capítulos tres y cuatro de Hebreos se compara el reposo de Dios con la posesión de la Tierra Prometida por el pueblo de Israel. Esa tierra iba a ser un lugar donde todas las necesidades serían suplidas; un lugar donde serían libres de los ataques de sus enemigos; un lugar del que nadie podría sacarlos. Sólo debían entrar a la tierra y poseerla. Pero hubo algo que les impidió hacerlo: la incredulidad y la desobediencia. Como creyentes, nosotros también tenemos la oportunidad de entrar a una Tierra Prometida de abundancia y paz; una tierra donde podemos descansar de nuestras luchas y disfrutar de la victoria de Dios. Para entrar en ella debemos hacer lo que el pueblo de Israel no hizo: confiar en Dios y obedecer Su voz. ¿Cómo alcanzas ese lugar de confianza y obediencia? Al conocer a tu Padre. Estando en comunión con Él por medio de la oración y de la Palabra: ¡esa es la labor que te adentrará a Su reposo! Nunca olvidaré cuando recibí esa revelación. Había estado aprendiendo los principios de la fe y esforzándome por guardarlos. En ese entonces, parecía que deshacerme de la duda y la incredulidad sería difícil. Pero, un día, empecé a enfocarme en conocer al Padre en lugar de sólo conocer acerca de Él. Cuando lo hice, Él empezó a revelarse. Me dio muestras de Su corazón, Su naturaleza y Su amor. Cuando me mostró cuánto quería hacer por Sus hijos, mi lucha se convirtió en paz, mi duda en confianza y mi temor en obediencia firme. Entonces, pude acceder a Su reposo. Proponte conocer a tu Padre. Dedícate a esa tarea. Haz que sea tu “labor”. ¡Él tiene una Tierra Prometida de reposo que aguarda por ti! Lectura bíblica: Hebreos 4:1-11 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
Sigue remando contra la corriente
«Señor, pon un vigilante en mi boca; ¡ponle un sello a mis labios!» (Salmos 141:3) ¿Crees de veras que necesitas guardar tu boca? La mayoría de los creyentes no lo creen. Pon atención a lo que dicen y te darás cuenta de ello. Por ejemplo, cuando se trata de la salud, dicen que confían en Dios; pero es probable que los oigas decir: “Estoy seguro de que me dará gripe. Todos los años es lo mismo. De hecho, será más fuerte de lo que creía, ya verás…”. ¿Crees que esas personas reciben lo que dicen? ¡Claro que sí! Pregúntales unas semanas después, y su respuesta será que sí se enfermaron, tal como lo dijeron. Pero si tratas de decirles que hay cierta relación entre las palabras que dijeron y la enfermedad que adquirieron, te mirarán como si estuvieras loco. Claro que si esas personas escudriñaran la Palabra de Dios y entendieran lo que dice acerca del tema, se darían cuenta de que las palabras que hablan ejercen un gran impacto en sus vidas y definen, casi literalmente, su futuro. Si eres un creyente nacido de nuevo, ya habrás visto los ejemplos más poderosos de ese impacto. Creíste con tu corazón y confesaste con tu boca que Jesús es el Señor, y esas palabras cambiaron el curso de tu vida por la eternidad. Sabes por experiencia propia el poder que tienen las palabras. No obstante, si eres parecido a mí, te habrás dado cuenta de que es difícil ser constante cuando se trata de hablar palabras llenas de fe. Yo lo he hecho por muchos años; sin embargo, a pesar de todo ese tiempo y de todas las experiencias que he tenido, siempre debo tener cuidado con mis palabras. El mundo que te rodea fluye en una corriente negativa. Como un río caudaloso, el mundo siempre está tratando de arrastrarte para que sigas esa corriente. Pero cuando vives por fe y hablas palabras de fe, es como estar remando contra la corriente. Puedes hacerlo, pero es un trabajo muy arduo. No puedes darte el lujo de tomar unas vacaciones en esa área. Si flaqueas un poco, la corriente empezará a llevarte río abajo. Decide ahora mismo que guardarás la puerta de tus labios y que llenarás tu boca constantemente con la Palabra de Dios: «Hijo mío, presta atención a mis palabras; Inclina tu oído para escuchar mis razones» (Proverbios 4:20). Haz de la Palabra de Dios tu guarda, y todo lo que digas te llevará un poco más río arriba. Lectura bíblica: Romanos 10:8-17 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
Usa tu imaginación
«Y Dios es poderoso como para que abunde en ustedes toda gracia, para que siempre y en toda circunstancia tengan todo lo necesario, y abunde en ustedes toda buena obra» (2 Corintios 9:8) Si sientes el deseo de dar más pero las dificultades económicas no te lo permiten, quizás te sorprenda oír que lo que necesitas no es más dinero, sino un concepto espiritual nuevo. Sólo necesitas tomar la Palabra de Dios, y con ella destruir el concepto de pobreza que hay en tu mente, para reemplazarlo con la verdad de la abundancia de Dios. Entonces, más cosas vendrán por añadidura, incluyendo el dinero. ¿Cómo? Tómate el tiempo para pensar en las promesas de prosperidad que Dios te ha dado en Su Palabra, medita en ellas y cree que esas promesas se cumplirán en tu vida. Por ejemplo, empieza a verte como un dador generoso que ayuda a la gente necesitada. Considérate como alguien que siempre da en vez de alguien que está siempre en necesidad. Cada vez que lo hagas, la promesa de Dios será más real en tu vida y tu fe aumentará. “¡Hermano Copeland! ¿Me estás diciendo que debo usar mi imaginación?” Sí, eso es precisamente lo que estoy diciéndote. ¿Para qué crees que Dios te la dio? Tu imaginación unida a la Palabra de Dios es algo formidable. Pero no olvides que sin la Palabra, tu imaginación será mundana y te atará, en lugar de alimentar tu fe. Sin embargo, quiero advertirte que formarse un concepto de esperanza diferente es difícil; especialmente cuando, por experiencias pasadas, existen dudas que bloquean el proceso. Por ejemplo, si has estado mal económicamente toda tu vida o la mayor parte de ésta, quizás te lleve más tiempo verte como alguien que prospera en Dios. Pero podrás lograrlo si permaneces firme en la Palabra. Sólo sigue meditando en la Palabra de Dios. Con el tiempo tu mente se renovará y tu vida se transformará. Cuando llegues a ese punto, las dificultades económicas no podrán detenerte nunca jamás. Lectura bíblica: 2 Corintios 8:1-14 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
Comienza una nueva vida
«Y éste es el momento oportuno; éste es el día de salvación» (2 Corintios 6:2) ¿Sabías que Cristo abrió la puerta para liberarte del sentimiento de culpa que te ha tenido cautivo? No importa quién seas ni lo que hayas sido; no importa si eres una prostituta, un asesino, un ladrón, un narcotraficante o alguien que siempre asiste a la iglesia pero que no tiene a Cristo en su vida. La Biblia dice que hoy es el día de salvación. Gozar de una nueva vida está al alcance de tan solo una oración. Gloria y yo descubrimos esa vida hace más de 40 años. En realidad, Gloria dio el primer paso. Ella descubrió que en la Biblia dice que ni siquiera un gorrión cae sin el conocimiento de Dios. «Bueno —pensó ella—, si a Dios le importan hasta los gorriones, Él seguro sabe que mi vida en este momento es un desastre. Y si le importo, quizás pueda hacer algo con mi vida». Ella no sabía nada de la Biblia; ni siquiera estaba segura de que Dios le daría otra oportunidad. Pero cuando ella le pidió que se hiciera cargo de su vida, algo sobrenatural sucedió en su interior: ella nació de nuevo. Podrías decir: “Pero, ¿y mi pasado? Estoy lleno de sentimientos de culpa”. Cuando naces de nuevo y te conviertes en una criatura nueva en Cristo, tu vida pasada ya no te pertenece. ¿Acaso no sería absurdo sentirse culpable por la vida pasada de otra persona? ¿Qué pensarías si yo tomara una bebé en mis brazos y dijera: “Miren que niñita más linda. Pero acuérdense de su pasado”. Pensarías que estoy loco. “¿Qué pasado? —dirías— Ella no tiene ningún pasado”. Bueno, eso mismo sucede cuando naces de nuevo: no tienes pasado alguno. Tu vida empieza de nuevo el día en que aceptaste a Jesucristo como el Señor de tu vida. Y si Satanás trata de recordarte lo malo que eras, dile que se equivocó de puerta. Ya has sufrido demasiado. No tienes por qué esperar más. La puerta de la prisión está abierta. Atraviésala hacia Cristo, ¡y empieza una nueva vida hoy! Lectura bíblica: Mateo 10:29-33 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.