El artículo 727. Recursos cómicos: la ironía (decir sin decir) se publicó primero en David Esteban Cubero.
Hoy comenzamos una serie de pódcast nuevos dedicados a desentrañar los recursos cómicos más efectivos para escritores y guionistas. Y lo hacemos con un clásico: la ironía. ¿Qué es la ironía? ¿Cómo funciona ese mecanismo humorístico? ¿Cómo utilizar la ironía en literatura, cine, teatro o televisión? Soy David Esteban Cubero y esto es Guiones y guionistas. Bienvenidos al peor pódcast de la historia.
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¿Qué es la ironía?La ironía es una de las formas más refinadas y eficaces del humor verbal. Su esencia radica en decir una cosa para que el receptor entienda otra, normalmente lo contrario. Esta distancia entre lo que se dice y lo que realmente se quiere comunicar genera una complicidad con el público, que percibe el doble sentido y, al descubrirlo, experimenta la risa como recompensa.
En su forma más común, la ironía verbal consiste en afirmar algo con la intención de que se entienda lo opuesto. No se trata de mentir, sino de usar la ambigüedad con maestría. Por ejemplo, si un personaje dice “Qué día tan maravilloso” mientras camina bajo una tormenta, no está describiendo el clima, sino revelando su malestar con un guiño retórico.
Existen otras formas de ironía que también operan como recursos humorísticos. La ironía dramática se produce cuando el espectador sabe algo que los personajes desconocen. Este desfase genera tensión o comicidad según el contexto. Por su parte, la ironía situacional aparece cuando hay un contraste inesperado entre la intención de una acción y su resultado. En ambos casos, el humor emerge de la contradicción entre las expectativas y la realidad.
Es importante distinguir la ironía de otros mecanismos cercanos. El sarcasmo, por ejemplo, comparte la lógica de decir lo contrario, pero con una carga más agresiva o cruel. La ironía puede ser amable o elegante; el sarcasmo suele ser hiriente. Por otro lado, la parodia consiste en imitar un estilo o discurso para burlarse de él, y aunque puede usar ironía, su estrategia es más estructural: copia para desmontar.
Uno de los grandes maestros de la ironía literaria fue Oscar Wilde, especialmente en obras como La importancia de llamarse Ernesto, donde los personajes afirman con solemnidad las mayores tonterías, dejando en evidencia las hipocresías sociales de su tiempo. En el cine, un ejemplo brillante es Jojo Rabbit, donde el narrador infantil idealiza a Hitler con ingenuidad y entusiasmo. El contraste entre su visión y lo que el espectador sabe genera una ironía poderosa que mezcla la risa con la crítica política.
Así, la ironía se convierte en una herramienta que permite decir sin decir, revelar verdades incómodas bajo el disfraz del humor, y conectar con el espectador a través de la inteligencia compartida. Es un juego de lenguaje, pero también una mirada sobre el mundo.
Mecanismo humorísticoPara que una escena irónica funcione como humor, debe activarse un mecanismo interno que provoque en el espectador una respuesta inmediata: la risa, la sonrisa cómplice o incluso la incomodidad. ¿Por qué nos reímos ante una frase irónica? ¿Qué proceso cognitivo y emocional se pone en marcha cuando alguien dice lo contrario de lo que quiere decir?
La primera clave es la ruptura de expectativas. El humor, en muchas de sus formas, funciona como un sistema de sorpresas. La ironía establece una expectativa (lo dicho de forma literal) y la rompe de inmediato con una segunda lectura que contradice esa literalidad. Esa disonancia entre lo que se dice y lo que se quiere decir activa el humor. Es como si el mensaje viniera con una doble contraseña: el que la descifra, se ríe.
Pero para que esa contraseña se entienda, es necesaria la complicidad con el espectador. La ironía exige inteligencia compartida. El público debe estar en el mismo canal que el autor para captar el verdadero sentido de las palabras. Cuando esta conexión ocurre, se genera una sensación de pertenencia: “yo también entendí el chiste”, y eso refuerza el vínculo emocional con la obra.
Otro elemento central es la doble capa de significado. Toda ironía opera en dos niveles simultáneos: el literal y el implícito. En esa superposición habita el humor. Lo interesante es que ambos niveles deben ser visibles (o al menos perceptibles) al mismo tiempo. La frase “qué romántico” puede ser un elogio… o una burla. Todo depende del contexto, el tono, el gesto. Aquí entra en juego el subtexto, esa información no dicha pero presente, que el público percibe gracias al contraste entre lo que se muestra y lo que se dice.
Este contraste puede manifestarse de muchas formas: entre lo verbal y lo gestual, entre el texto y la imagen, entre el sonido y el contenido, entre el personaje y la situación. La ironía vive en esas grietas del discurso, en la tensión entre literalidad y sentido implícito, y ese juego tenso es lo que nos provoca la risa. Es un tipo de placer intelectual: reconocemos la trampa del lenguaje… y la celebramos.
Ejemplo cinematográfico: En El gran dictador, el discurso final del personaje interpretado por Chaplin es profundamente irónico si se lo observa desde el punto de vista del contexto: lo pronuncia disfrazado de dictador y, sin embargo, expresa un mensaje pacifista y humanista. Lo que dice contradice el uniforme que lleva.
Ejemplo televisivo: En The Office, Michael Scott dice frases como “No soy supersticioso, pero sí un poco”), o hace comentarios fuera de lugar sin entender su propio doble sentido. La gracia está en que el personaje no capta su ironía, pero el espectador sí. Ese desajuste crea comedia.
Ironía en literaturaLa literatura ha sido un laboratorio privilegiado para el desarrollo de la ironía. Sin el apoyo de la imagen o el gesto, los escritores han perfeccionado el arte de decir sin decir a través de la palabra escrita. La ironía literaria opera sobre todo en la voz: en la del narrador, que puede ser irónico al describir a sus personajes o los hechos; o en la de los propios personajes, que pueden utilizar la ironía como estrategia discursiva o como defensa emocional.
Uno de los recursos más eficaces es el uso de narradores no confiables, aquellos que relatan los hechos de forma contradictoria, exagerada o deliberadamente sesgada. En estos casos, el lector capta que algo no encaja entre lo que se dice y lo que realmente ocurre, y esa tensión genera un efecto irónico. También es frecuente que la ironía surja del contraste entre el lenguaje elevado y el contenido banal, o entre una descripción objetiva y una situación absurda.
Ejemplo literario: En La importancia de llamarse Ernesto, Oscar Wilde construye una comedia brillante donde todos los personajes dicen cosas ridículas con tono solemne. La ironía está en la forma: la ligereza y frivolidad de la aristocracia victoriana se desnuda gracias a que los personajes se toman a sí mismos demasiado en serio. El lector percibe que hay una distancia entre el mundo que se muestra y la intención crítica del autor.
4. Ironía en cineEn el cine, la ironía no se limita al diálogo: se despliega a través del montaje, la puesta en escena, la música, el diseño de sonido, el encuadre. Todo elemento audiovisual puede participar en la construcción de un sentido irónico si entra en contradicción con otro. El lenguaje cinematográfico permite superponer niveles de información, y ahí es donde la ironía se vuelve una herramienta poderosa.
Una forma frecuente de generar ironía en cine es el contrapunto entre imagen y sonido. Cuando lo que se escucha dice una cosa y lo que se ve muestra otra, se crea un espacio para el humor. Lo mismo ocurre con el montaje, cuando una secuencia de planos establece una lógica que contradice lo que los personajes dicen o creen. También es habitual construir ironía a través del arco del personaje, especialmente en el caso del antihéroe: aquel que cree estar haciendo lo correcto mientras el espectador ve cómo se equivoca constantemente.
Ejemplo cinematográfico: En Dr. Strangelove, Stanley Kubrick utiliza una situación extremadamente grave —una guerra nuclear inminente— para construir una comedia negra repleta de ironía. Los personajes hablan con lenguaje técnico y militar mientras toman decisiones ridículas, y el espectador se ríe del contraste entre la gravedad del tema y el absurdo de las acciones.
Ejemplo de estructura: En El lobo de Wall Street, el protagonista narra sus excesos con tono épico y festivo, mientras el espectador percibe el vacío moral detrás de esa vida. La ironía está en la mirada: la película no glorifica, sino que expone.
Ironía en teatroEn el teatro, la ironía encuentra un terreno fértil en la combinación entre palabra, cuerpo y espacio. A diferencia de la literatura, aquí el espectador ve y oye al personaje, lo que permite jugar con los gestos, las pausas, el tono y la interacción escénica. La ironía escénica muchas veces se construye en el cruce entre lo que se dice y cómo se dice.
Los personajes teatrales pueden utilizar la ironía como herramienta de manipulación o defensa, pero también como un modo de evidenciar la falsedad del mundo que los rodea. En comedias clásicas, como las de Molière o Lope de Vega, es frecuente que un personaje diga lo contrario de lo que piensa para burlarse de otro personaje —y de paso, del espectador que se identifica con él—. En obras más modernas, como las de Pirandello o Yasmina Reza, la ironía se vuelve un comentario meta-teatral: el personaje sabe que está actuando, y juega con esa consciencia.
El subtexto irónico es esencial en el teatro. Una frase puede adquirir múltiples sentidos dependiendo del tono, la mirada o incluso la reacción del otro actor. También se puede generar ironía cuando un personaje está convencido de algo que el espectador ya sabe que es falso, creando una tensión cómica a partir de esa discrepancia.
Ejemplo teatral: En El enfermo imaginario de Molière, el personaje principal finge o exagera enfermedades para manipular a su entorno. La ironía radica en que el público ve claramente que está sano, pero los otros personajes no.
Ejemplo contemporáneo: En Arte de Yasmina Reza, tres amigos discuten sobre un cuadro blanco comprado por uno de ellos. Lo que parece una discusión estética es, en realidad, una disección de su amistad. La ironía surge del desajuste entre el tono exaltado y lo ridículo del objeto.
Ironía en televisiónLa televisión ha sido uno de los grandes campos de experimentación para el humor irónico, especialmente en las últimas décadas. A medida que las series han adoptado un lenguaje más sofisticado y autorreferencial, la ironía ha pasado de ser un simple recurso estilístico a convertirse en el tono dominante de muchas comedias contemporáneas.
Existen series donde la ironía impregna toda la estructura narrativa, convirtiéndose en la forma principal de relación con el espectador. Es el caso de Fleabag, donde la protagonista no solo usa la ironía en sus diálogos, sino también en la forma en que rompe la cuarta pared para comentar su propia vida. Lo que dice muchas veces contradice lo que siente, y su manera de hablarle directamente al espectador nos convierte en cómplices de su máscara emocional.
Lo mismo ocurre en Veep, donde el cinismo de los personajes, su falta total de filtros morales y la forma en que usan el lenguaje político como arma cómica crean un mundo donde la ironía ya no es un chiste ocasional, sino el aire que se respira.
Otro recurso muy eficaz en televisión es el uso de personajes irónicos como narradores, que comentan su realidad desde una distancia crítica o humorística. En Malcolm in the Middle, el joven protagonista nos guía por su mundo familiar con observaciones sarcásticas y una mirada lúcida que desarma las convenciones del hogar americano. Su ironía verbal es una forma de rebeldía, pero también una herramienta narrativa que permite al espectador ver lo absurdo detrás de lo cotidiano.
Un caso especial es el del humor incómodo, que funciona como ironía social. Curb Your Enthusiasm, creada y protagonizada por Larry David, lleva la ironía al límite del absurdo. Larry dice lo que muchos piensan pero no se atreven a decir, y muchas veces actúa con lógica… en un mundo que se rige por convenciones ilógicas. El espectador sabe que tiene razón en el fondo, pero también ve cómo se mete en líos por expresar esa verdad de forma inapropiada. Aquí la ironía no está solo en lo verbal, sino en la fricción constante entre el personaje y la sociedad.
La televisión ha demostrado que la ironía no solo sirve para provocar risa, sino también para reflejar contradicciones sociales, cuestionar valores culturales y construir identidades complejas. La ironía, en las series actuales, es una forma de mirar, de hablar… y de resistir.
La ironía es mucho más que un recurso estilístico: es una forma de pensamiento, una manera de mirar el mundo desde la distancia y la lucidez. Nos reímos con ella porque nos reconoce como interlocutores inteligentes, capaces de leer entre líneas y descubrir el doble fondo de lo dicho. En el humor, la ironía funciona como un espejo deformado: refleja verdades incómodas, suaviza golpes duros y revela lo absurdo de lo cotidiano sin necesidad de levantar la voz. Dominarla es aprender a decir lo que no se dice, y lograr que el público lo entienda todo.
El artículo 727. Recursos cómicos: la ironía (decir sin decir) se publicó primero en David Esteban Cubero.