El artículo 720. Terror que vende: El negocio detrás del miedo se publicó primero en David Esteban Cubero.
Si vemos las listas anuales de películas comprobamos que el género de terror es el que más vende en la actualidad. ¿Por qué? Por dos cosas, porque es el género más rentable y el que tiene audiencias más fieles. En el pódcast de hoy de Guiones y guionistas analizaremos el negocio que hay detrás miedo y los subgéneros del terror más atractivos para estudios y distribuidores en la actualidad.
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Terror, el género más rentableEl cine de terror es uno de los más rentables dentro de la industria cinematográfica porque combina una producción de bajo costo con una audiencia globalmente fiel y una alta rentabilidad en taquilla y plataformas de streaming. A lo largo de los años, este género ha demostrado que no necesita grandes presupuestos ni estrellas de Hollywood para generar impacto y obtener ganancias millonarias.
Uno de los principales factores de su rentabilidad es que las películas de terror suelen tener costos de producción muy bajos en comparación con otros géneros. Muchas historias pueden desarrollarse en una sola localización, con un reparto reducido y sin necesidad de efectos visuales costosos. Películas como Paranormal Activity, que costó apenas 15.000 dólares y recaudó más de 193 millones, o The Blair Witch Project, con un presupuesto de 60.000 dólares y ganancias de 248 millones, son ejemplos claros de cómo una inversión mínima puede generar enormes beneficios.
Además, el terror tiene una audiencia extremadamente leal que consume constantemente nuevas propuestas. A diferencia de otros géneros donde el éxito depende de grandes campañas publicitarias o de nombres reconocidos, el público del terror está siempre buscando experiencias novedosas y se interesa por películas tanto de grandes estudios como de cine independiente. Esto significa que incluso producciones de bajo perfil pueden encontrar su nicho y generar ingresos significativos.
Otro factor clave es que el terror es un género global, lo que permite que sus películas se vendan y distribuyan fácilmente en diferentes países sin necesidad de grandes adaptaciones culturales. Las emociones como el miedo y la tensión son universales, lo que facilita su exportación y éxito en mercados internacionales. Películas como The Conjuring o It han sido éxitos de taquilla en todo el mundo, demostrando que el terror no está limitado a un solo público.
El auge del streaming ha incrementado aún más la rentabilidad del género. Plataformas como Netflix, Prime Video, HBO Max y Shudder han apostado por producciones de terror originales debido a su alta demanda. Muchas películas que no llegarían a salas de cine encuentran su lugar en estas plataformas y generan ganancias a través de modelos de suscripción. Además, los estrenos híbridos (cine + streaming) han permitido que películas de terror sigan siendo exitosas, incluso en tiempos de cambios en el consumo de entretenimiento.
El marketing del cine de terror también es más efectivo y barato en comparación con otros géneros. Muchas películas han aprovechado campañas virales para generar expectativa sin gastar grandes sumas en publicidad tradicional. Un ejemplo reciente es Smile (2022), que contrató actores para aparecer en eventos deportivos con sonrisas inquietantes, logrando una gran repercusión en redes sociales antes de su estreno. The Blair Witch Project usó una estrategia similar, haciendo creer al público que la historia era real, lo que disparó la curiosidad y llevó a millones de personas a verla en cines.
Otro aspecto clave es que el terror permite la creación de franquicias exitosas, lo que aumenta su rentabilidad a largo plazo. Muchas películas de terror han dado lugar a secuelas, precuelas y spin-offs que siguen generando ingresos durante años. Ejemplos como The Conjuring Universe, que ha recaudado más de 2.000 millones de dólares, o la saga Saw, con más de 1.000 millones en taquilla, demuestran que una película de terror bien recibida puede convertirse en una máquina de generar dinero.
Finalmente, el terror es un género que se reinventa constantemente, lo que garantiza su permanencia en la industria. Desde los clásicos del cine de monstruos hasta el horror psicológico moderno, el terror siempre encuentra nuevas formas de asustar al público y mantenerse relevante. Esto asegura que haya un flujo constante de películas, lo que mantiene la oferta fresca y la demanda alta.
Audiencia fiel y globalEl cine de terror tiene una audiencia extremadamente fiel y global debido a una combinación de factores psicológicos, culturales y comerciales que lo hacen único dentro de la industria cinematográfica. Su éxito no solo radica en la capacidad de provocar miedo, sino también en su versatilidad para adaptarse a distintos públicos y formatos, asegurando así su permanencia y popularidad a lo largo del tiempo.
Uno de los principales motivos por los que el terror tiene una audiencia global es porque el miedo es una emoción universal. No importa el país, la cultura o el idioma, todos los seres humanos experimentamos miedos similares: el miedo a la muerte, a lo desconocido, a la soledad, a los peligros invisibles. Estos miedos han sido representados en mitos, leyendas y cuentos desde la antigüedad, lo que hace que las historias de terror tengan un impacto inmediato en cualquier espectador, sin necesidad de grandes explicaciones o contextualizaciones.
Otro factor clave es la respuesta biológica del cuerpo al miedo. Ver una película de terror provoca un aumento de adrenalina y dopamina, similares a los que experimentamos en situaciones de peligro real, pero en un entorno seguro. Esta descarga de emociones genera una sensación de alivio posterior, lo que hace que muchas personas busquen repetidamente experiencias de terror. Es un fenómeno similar al de las montañas rusas: la mezcla de ansiedad y emoción se convierte en algo adictivo para ciertos espectadores.
Además, el terror es un género que se disfruta en grupo. Ir al cine a ver una película de miedo con amigos o pareja, o hacer una maratón de películas de terror en casa, crea un sentido de comunidad y conexión. Compartir el miedo y los sustos en compañía refuerza la experiencia y hace que sea más memorable. Incluso en redes sociales, los retos virales como «Try Not to Scream Challenge» o videos de reacciones a películas de terror contribuyen a que la audiencia participe activamente en la experiencia, más allá de solo ver la película.
El género de terror también se alimenta de la fascinación por lo prohibido. Muchas películas de terror abordan temas tabú o situaciones extremas que generan morbo y curiosidad en el público. La violencia explícita, los fenómenos paranormales, las sectas o las posesiones demoníacas son algunos de los temas recurrentes que capturan la atención de la audiencia precisamente porque exploran lo desconocido o lo que normalmente evitamos en la vida cotidiana. Este interés por lo oscuro y lo macabro ha sido parte de la cultura popular desde los cuentos de terror tradicionales hasta el auge del true crime en la actualidad.
La fidelidad del público también se debe a la tradición del género y su evolución a lo largo del tiempo. Cada generación ha crecido con su propia versión del terror: los clásicos de los años 70 y 80 como The Exorcist y Halloween, los slashers de los 90 como Scream y I Know What You Did Last Summer, el terror psicológico de los 2000 con The Ring y Saw, y las propuestas más recientes como Hereditary, It y The Conjuring. Esta conexión generacional mantiene el género vivo y en constante reinvención.
Otra razón clave es que el terror es uno de los géneros más innovadores y versátiles. Se adapta fácilmente a nuevos formatos y tendencias, lo que permite que siempre haya algo nuevo para explorar. Desde el auge del found footage con The Blair Witch Project y Paranormal Activity, hasta el horror elevado de directores como Jordan Peele y Ari Aster, el terror ha demostrado que puede evolucionar constantemente sin perder su esencia.
Las redes sociales y las plataformas de streaming han potenciado aún más la fidelidad del público. Las películas de terror son fáciles de viralizar, ya sea por sus escenas impactantes, sus finales inesperados o sus campañas de marketing innovadoras. Un buen ejemplo es Smile, que generó un enorme interés antes de su estreno colocando actores con sonrisas inquietantes en eventos deportivos y noticieros. Del mismo modo, plataformas como Netflix, Prime Video y Shudder han facilitado el acceso a películas de terror para una audiencia global, permitiendo que el género llegue a más personas que nunca.
Por último, el terror se mantiene como un género accesible y de bajo costo, lo que permite una producción constante de nuevas películas y series. A diferencia de otros géneros que requieren grandes presupuestos, el terror puede generar impacto con pocos recursos, lo que significa que siempre habrá nuevas propuestas en el mercado. Esto mantiene el interés del público y permite que el género siga expandiéndose a nivel mundial.
Los subgéneros del terror más atractivos para estudios y distribuidores en la actualidadEl cine de terror ha evolucionado constantemente, y los estudios y distribuidores buscan aquellos subgéneros que generan mayor impacto en la audiencia y, por lo tanto, mayores ganancias. Actualmente, hay varios subgéneros que destacan por su popularidad y rentabilidad en el mercado, gracias a su capacidad para atraer tanto a fanáticos del terror como a nuevos espectadores.
Uno de los subgéneros más atractivos en la actualidad es el terror elevado, también conocido como elevated horror. Este tipo de películas combina el terror con elementos de cine de autor, explorando temas profundos como el trauma, la culpa y las relaciones familiares. A menudo, estas películas tienen una narrativa más pausada, una cinematografía cuidada y un desarrollo de personajes más complejo.
Ejemplos de este subgénero incluyen Hereditary (2018), Midsommar (2019) y The Babadook (2014). Los estudios y distribuidores apuestan por este tipo de cine porque ha demostrado atraer a audiencias que normalmente no consumen terror, incluyendo a críticos y festivales de cine que antes ignoraban el género.
El terror psicológico también sigue siendo uno de los más rentables, ya que se enfoca en generar miedo a través de la mente de los personajes y la percepción de la realidad. Películas como Get Out (2017) y The Invisible Man (2020) han demostrado que este tipo de terror puede ser muy efectivo al abordar temas sociales y emocionales mientras mantiene la tensión y el suspense.
Este subgénero es atractivo para los estudios porque no requiere grandes presupuestos ni efectos especiales costosos, sino que basa su impacto en la atmósfera, la actuación y el guion.
Otro subgénero en auge es el terror sobrenatural, que incluye películas sobre fantasmas, demonios, casas embrujadas y entidades malignas. Las franquicias como The Conjuring Universe y Insidious han sido enormes éxitos de taquilla, y los estudios siguen apostando por este tipo de historias debido a su capacidad de generar franquicias duraderas.
El terror sobrenatural es muy atractivo para los distribuidores porque tiene un gran potencial internacional; las historias de espíritus y fuerzas malignas son universales y se entienden en cualquier cultura sin necesidad de grandes modificaciones.
El horror basado en hechos reales o en el true crime ha ganado mucha popularidad en los últimos años. Con el auge de los documentales sobre crímenes reales y las series sobre asesinos en serie, las películas de terror inspiradas en eventos reales han capturado la atención del público.
Ejemplos recientes incluyen The Black Phone (2022), inspirada en crímenes reales, o las constantes adaptaciones de casos famosos como los de Ed y Lorraine Warren en The Conjuring. Este subgénero es atractivo porque combina el morbo de lo real con la tensión del terror cinematográfico, lo que genera mucha curiosidad en la audiencia.
El found footage sigue siendo una apuesta segura para los estudios, ya que permite crear películas de terror con presupuestos extremadamente bajos y obtener grandes ganancias. Aunque el auge del subgénero ocurrió en los 2000 con películas como The Blair Witch Project y Paranormal Activity, sigue teniendo presencia en la actualidad con películas como Host (2020), que utilizó el formato de videollamadas en Zoom para crear terror en plena pandemia.
Los distribuidores valoran este subgénero porque es fácil de comercializar y tiene un atractivo especial para el público joven que consume contenido en plataformas digitales.
Por otro lado, el horror de ciencia ficción también está ganando terreno, especialmente con la creciente preocupación por la inteligencia artificial, los experimentos biológicos y el futuro de la humanidad.
Películas como A Quiet Place (2018) y Nope (2022) han demostrado que la combinación de terror y ciencia ficción puede ser altamente efectiva en taquilla. Este subgénero atrae tanto a los fanáticos del terror como a los del cine de ciencia ficción, lo que amplía su potencial de mercado.
Finalmente, el slasher, aunque ha pasado por momentos de menor popularidad, ha resurgido con nuevas interpretaciones y secuelas de clásicos.
Películas como Halloween Kills (2021), Scream (2022) y X (2022) han revitalizado el subgénero con un enfoque más moderno. Este tipo de películas sigue siendo atractivo porque suelen contar con villanos icónicos y pueden expandirse en franquicias con múltiples secuelas.
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El artículo 720. Terror que vende: El negocio detrás del miedo se publicó primero en David Esteban Cubero.