El artículo 733. Técnicas de inicio: leyenda fundadora se publicó primero en Academia Guiones y guionistas.
En el episodio de hoy vamos a explorar una de las técnicas más sugerentes para comenzar una película: la historia o leyenda fundadora. Se trata de esas secuencias iniciales que nos sumergen en una fábula, un mito o un recuerdo simbólico antes de entrar de lleno en la trama principal. No presentan a los protagonistas ni arrancan la acción, pero sí instalan el tema, las reglas del universo o el conflicto emocional que marcará toda la historia. Veremos por qué este tipo de apertura no solo atrapa, sino que deja una huella profunda que resuena hasta el final del relato.
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¿Qué es una historia o leyenda fundadora?En el inicio de muchas películas y series encontramos un recurso narrativo que se sitúa fuera del tiempo y espacio principal de la historia, pero que establece sus reglas más profundas: la Historia o Leyenda Fundadora. Se trata de una secuencia breve —a menudo presentada como una fábula, un mito, un recuerdo o una narración simbólica— que actúa como prólogo temático y emocional. No introduce la trama directamente, sino que prepara al espectador para comprender su sentido más hondo.
Este tipo de comienzo tiene una función similar al prólogo de una tragedia griega, la cita que abre una novela o la escena pintada en la tapa de un códice antiguo: no describe el conflicto, pero sí anticipa su lógica, su tono y su universo moral. Puede tratarse de una voz en off que cuenta una historia ancestral (como en El caldero mágico), de un juego infantil que revela las reglas del mundo (como en El juego del calamar) o de una secuencia animada que condensa simbólicamente el conflicto interno del protagonista (como en Joker: Folie à Deux).
Lejos de ser solo una introducción estética, la historia fundadora activa en el espectador un modo de lectura alegórico: invita a interpretar lo que viene no solo como acción, sino como resonancia de una estructura más antigua. En muchos casos, su verdadero sentido solo se revela al final del film, cuando comprendemos que aquello que parecía una historia aislada era, en realidad, una clave oculta del relato.
Este tipo de apertura es especialmente útil cuando se quiere trabajar con relatos que tienen una carga simbólica fuerte, universos cerrados con reglas propias, o temas psicológicos y filosóficos que exceden la pura narración de hechos. Al usarla, el guionista se permite sembrar el alma de la historia antes de que empiece el cuerpo del guion.
Características del inicio con Historia o Leyenda Fundadora 1. Despegue narrativo fuera del tiempo y espacio diegéticoUna de las marcas esenciales de esta técnica es que el relato comienza en un tiempo otro, que puede ser mítico, histórico, ficticio o incluso imaginado por un personaje. No forma parte directa del presente narrativo de la historia, pero sí lo condiciona. A veces se trata de un pasado lejano (como una leyenda medieval), otras veces de un recuerdo colectivo (como un juego infantil) o de una visión simbólica (como un cartoon).
En El caldero mágico (1985), la película se abre con una voz en off que nos sitúa en un pasado remoto en el que un malvado rey fue derrotado y su alma encerrada en un caldero. Esta introducción no tiene personajes que luego protagonicen la historia, pero sí establece el origen de la amenaza. En El juego del calamar (2021), el primer minuto nos muestra a unos niños jugando al “juego del calamar” en blanco y negro, mientras una voz explica sus reglas. Aunque el juego se sitúa en el pasado, funciona como metáfora de la crueldad del sistema que veremos luego.
Este recurso de la leyenda fundadora crea una atmósfera ceremonial o mítica, como si el espectador entrara en un ritual narrativo. Es una forma de decir: esto no es solo una historia, esto es una verdad más profunda.
2. Narrador externo, omnisciente o simbólicoEstas secuencias suelen ser presentadas por una voz o narrador que no pertenece al cuerpo de personajes activos del relato. Se trata de una figura que asume un rol casi chamánico: nos introduce en el mundo, nos cuenta sus reglas, nos advierte de su lógica interna. A veces se expresa mediante una voz en off (como en The Sandman, donde Morfeo narra desde el reino de los sueños), otras veces a través de un recurso visual que “habla” por sí solo, como una animación o ilustración antigua.
En Joker: Folie à Deux, la película abre con una secuencia animada donde una “sombra” se mete en el cuerpo de Arthur Fleck. No hay voz en off, pero el lenguaje visual funciona como un narrador simbólico. Este tipo de apertura se encuentra también en Las crónicas de Narnia: El león, la bruja y el ropero (2005), cuando se nos cuenta la historia de Narnia a través del mito de Aslan antes de que los niños lo descubran.
El narrador fundacional es, en muchos casos, una figura de autoridad narrativa: no se le cuestiona, porque está por encima de los eventos. Aporta un marco moral o filosófico que influye en la lectura de la historia.
3. Función metafórica o alegóricaLo que se cuenta en estas secuencias fundacionales rara vez debe interpretarse de forma literal. Su verdadero valor está en que funcionan como metáforas del conflicto emocional, social o psicológico que se desplegará a lo largo del relato. Son historias que “condensan” el problema principal o el dilema ético de los protagonistas, aunque lo hagan con otros personajes, en otro tiempo o en clave simbólica.
En El laberinto del Fauno (2006), por ejemplo, una voz nos cuenta la historia de una princesa que escapó del reino subterráneo y olvidó su identidad. Esa historia inicial no tiene conexión literal con Ofelia, pero cuando la película avanza, entendemos que la niña “es” esa princesa perdida: la fábula inicial era una traducción poética del arco dramático que vivirá. Lo mismo ocurre en Big Fish (2003), donde el padre cuenta historias fantásticas sobre sí mismo; al principio parecen cuentos sueltos, pero luego se revelan como versiones alegóricas de su vida real.
Este recurso permite introducir el tema central desde un plano abstracto, liberando al guionista de explicaciones directas o diálogos expositivos.
4. Instalación de reglas y marco moralEn muchos casos, estas aperturas establecen las reglas del juego del universo narrativo. Puede tratarse de reglas mágicas (como en Harry Potter, donde se nos cuenta qué es un mago antes de conocer a Harry), reglas sociales (como en Los juegos del hambre, donde el Capitolio organiza un sacrificio televisado), o reglas internas del personaje (como en Joker 2, donde la sombra representa el trastorno de identidad de Arthur).
Estas reglas no solo ordenan el mundo; también plantean una tensión dramática: hay algo que se rompe, algo que se pone a prueba, algo que no encaja. Eso genera la curiosidad del espectador: ¿cómo vivirá el protagonista dentro de estas reglas? ¿Será capaz de romperlas?
En El planeta de los simios (1968), el prólogo espacial nos sitúa en una misión aparentemente sin conflicto, pero la voz en off y las imágenes ya sugieren un viaje fuera del tiempo humano. Ese prólogo prepara la gran inversión simbólica que ocurrirá al final, cuando descubrimos que el planeta era la Tierra.
5. Estética diferenciada y transición al mundo realUna marca visual recurrente de este tipo de comienzos es que tienen una estética diferenciada del resto del film. Se puede usar animación, blanco y negro, textura de papiro antiguo, títeres, teatro de sombras, etc. Esta distancia estética subraya su estatus simbólico. Luego, cuando entramos al “mundo real” de la historia, suele haber un corte claro o una transición suave que marca ese paso.
En Kung Fu Panda (2008), la película arranca con una secuencia animada 2D, donde Po imagina su vida como un héroe legendario. Es un sueño. Al despertar, entramos al universo 3D de la historia real. Esa diferencia visual marca el contraste entre el deseo del protagonista y su vida real, entre el mito y la carne.
También en The Fall (Tarsem Singh, 2006), las secuencias del cuento que inventa el protagonista están filmadas con una estética casi pictórica y fantástica, en oposición al hospital gris donde se desarrolla su vida real. Esa disociación refuerza la función simbólica del prólogo.
6. Duración breve y alta densidad de significadoEstas secuencias suelen ocupar entre uno y cinco minutos, pero concentran un volumen narrativo y temático enorme. Son como una versión mitológica del “Previously on…”: condensan historia, conflicto, reglas y tema en una sola cápsula.
Esta brevedad no es un límite, sino una virtud: obliga a una síntesis poética, donde cada palabra, imagen y sonido tiene valor. Pensemos en el inicio de La princesa prometida (1987), donde un abuelo comienza a contar un cuento a su nieto enfermo. En menos de tres minutos se establece el tono, el pacto ficcional y la dimensión afectiva de la historia, sin necesidad de exposición directa.
7. Relectura simbólica al finalUna de las potencias dramáticas más notables de este recurso es que la historia fundadora suele resignificarse al llegar al clímax o final del relato. El espectador, al recordar ese prólogo, descubre que contenía la semilla de lo que ha visto. Es como una profecía que se cumple, un ciclo que se cierra o una figura que se repite.
En The Green Knight (2021), basada en una leyenda artúrica, la película arranca con un texto que anticipa la caída de un caballero y la emergencia de otro. Esa premisa regresa en la última escena, cuando el personaje principal acepta el destino del juego. La historia fundadora no solo fue contexto: era clave de lectura.
Cómo escribir una historia o leyenda fundadora paso a pasoUna historia o leyenda fundadora es una forma excelente de comenzar un guion con fuerza simbólica, emocional y narrativa. Su objetivo no es tanto presentar a los personajes principales como establecer un marco mítico, filosófico o temático que condicione todo lo que vendrá después. Se trata de un prólogo simbólico, un cuento dentro del cuento, y funciona como una llave de entrada al universo narrativo. A continuación, te explico cómo construirla paso a paso.
1. Define el propósito narrativo de tu historia fundadoraAntes de escribir, plantéate lo siguiente: ¿para qué quiero incluir esta historia al principio de mi guion? Puede tener varios objetivos: introducir el tema central (por ejemplo, la lucha entre el bien y el mal, la codicia, la identidad), exponer las reglas del mundo (en universos distópicos, fantásticos o cerrados), anticipar el conflicto interno del protagonista de forma alegórica o, simplemente, establecer un tono o una atmósfera que definan la experiencia de la película. Esta leyenda fundadora debe funcionar como una clave de lectura emocional y conceptual: no explica lo que ocurrirá, pero sí siembra en el espectador una intuición de lo que está en juego.
2. Elige el tipo de historia o forma simbólicaLas historias fundadoras pueden adoptar muchas formas. Puedes escribir una fábula protagonizada por animales, una leyenda antigua de tono épico, un recuerdo infantil narrado con ternura, un sueño expresado en forma de animación o una visión interior del personaje narrada con imágenes simbólicas. También puede tratarse de una profecía, una historia oral, un relato apócrifo o incluso una tradición popular inventada. Lo importante es que tenga una identidad propia, como si fuese un relato que ha existido siempre. Su valor simbólico será más potente si se percibe como parte de la memoria colectiva o emocional del universo de la película.
3. Estructura tu historia en tres movimientos brevesAunque esta historia sea breve, necesita tener una estructura clara y sencilla. Lo más eficaz suele ser plantearla en tres movimientos: una introducción que presente el mundo o al personaje, una perturbación que rompa el equilibrio y un desenlace que deje una moraleja, una advertencia o una imagen memorable. Por ejemplo: “Hace mucho tiempo, un rey tan sabio como orgulloso decidió esconder su corazón en un cofre para no sentir dolor. Con el tiempo, olvidó cómo volver a abrirlo. Desde entonces, todos sus descendientes nacen incapaces de amar.” En apenas unas frases se transmite un universo, un conflicto y una consecuencia que podrían resonar más adelante en la historia principal.
4. Diseña una metáfora del conflicto central de tu guionUna buena leyenda fundadora no es una simple introducción: debe resumir en clave simbólica el conflicto emocional, moral o filosófico de la película. Si tu protagonista lucha contra su doble identidad, puedes narrar la leyenda de un espejo que mostraba una versión oscura de quien se reflejaba. Si tu historia habla del abandono, tal vez puedas contar la fábula de un pez que olvidaba quién era cada vez que cambiaba de río. No tiene por qué ser evidente, ni mucho menos literal: basta con que funcione como un eco temático, que más adelante el espectador reconocerá como una clave emocional.
5. Decide el estilo narrativo y visualEl estilo narrativo y visual de esta historia debe diferenciarse del resto del film, reforzando la idea de que estamos ante un relato simbólico, ajeno al tiempo presente. Puedes optar por voz en off, animación, ilustración, maquetas, títeres, teatro de sombras o incluso texto en pantalla. También puedes trabajar con otros registros: poesía, canción, oración religiosa, grabación antigua… Cuanto más claro sea el contraste, más eficaz será el efecto de “cuento fundacional”. El espectador debe sentir que entra en otro plano narrativo: el del mito, la leyenda, la fábula.
6. Diseña la transición hacia el presente de la historiaUna vez contada la historia fundadora, es fundamental volver con claridad al mundo del relato principal. Esta transición puede hacerse de muchas maneras: un fundido encadenado que conecta la última imagen del mito con el presente, un zoom que revela que alguien estaba leyendo o contando esa historia, o un corte directo que provoca un contraste visual o emocional. También puedes utilizar una figura, un objeto o una palabra para enlazar ambos mundos. Lo esencial es que el espectador entienda que hemos pasado de lo simbólico a lo real, sin perder el eco emocional del prólogo.
7. Reforzar su sentido al final del filmUna buena leyenda fundadora tiene valor añadido si puede resignificarse en el desenlace. Lo ideal es que, al llegar al clímax o al final, el espectador recuerde esa historia del principio y comprenda que ya contenía, en clave metafórica, la esencia del relato. Esto puede lograrse recuperando un símbolo, una frase, una imagen o simplemente mostrando cómo el arco del protagonista ha respondido —consciente o no— a ese mito inicial. Es el momento en que el espectador dice: “¡Claro! Ahora entiendo lo que significaba aquella historia.” Esta relectura convierte el prólogo en una estructura de espejo, reforzando la cohesión temática del guion.
El artículo 733. Técnicas de inicio: leyenda fundadora se publicó primero en Academia Guiones y guionistas.