Alejandra Olga Suárez siempre fue coqueta y siempre le gustó llamar la atención. Cuando era adolescente decían que se parecía a Greta Garbo y no dudó en poner todo de sí para lograr ser famosa. Lo consiguió con otro nombre, Flavia Miller, y de una manera inesperada: siendo el vértice de un escandaloso triángulo que logró que en la Argentina se discutieran leyes que tenían más de cien años. Por belleza soportó dolores físicos y malos tratos pero cree que fue un precio bajo frente a la oportunidad de convertirse en quien ella añoraba. Sin embargo, cuando la fama le quitó a la persona que más quería, decidió dejar todos sus sueños de lado y alejarse de las cámaras para poder, por primera vez, conocerse a sí misma.
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