📚 Muchas personas disfrutan del orden lógico de las cosas. Esto supone tener todo organizado por tamaño, color o cualquier otro criterio en lugares como la habitación, el armario, las estanterías, etc. Pero esto puede llegar a ser un problema, si la preocupación por el orden es excesiva. De tal modo que, algunas de estas personas llegan a molestarse e incluso sentir malestar emocional o físico, cuando ven algo fuera de su sitio.
En el otro lado del espectro se encuentran las personas desordenadas, aquellas a quienes realmente no les parece relevante realizar o mantener las cosas bien organizadas. El desorden puede tener origen tanto en la falta de tiempo como en la falta de ganas o que, simplemente, se considera que existen cosas más importantes que organizar todo de una determinada forma.
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