El pasado 30 de enero el gran Tito Gómez hubiera cumplido 104 años, y seguramente los hubiera celebrado haciendo lo que más le llenaba el alma: cantar como los dioses.
Comenzamos el programa recordando la extensa carrera artística de este cantante cubano. Corrían los primeros años 40 cuando Tito debutaba en discos Musicraft como vocalista de la orquesta "Sevilla Biltmore", banda que hacia sus presentaciones en el Hotel Nacional bajo la dirección del pianista Osvaldo Estivill.
Alrrededor de 1943 pasó a la nómina de la que será la jazz band de sus grandes triunfos: la "Riverside" para ser, durante más de 30 años, su voz distintiva. En 1975, con la orquesta del violinista Enrique Jorrin, reafirmaba la solidez de su trayectoria artística.
Intérprete completo se adaptó fácilmente a la sonoridad de la charanga. Tito Gómez, sin dudas una de las voces altas de la música popular cubana de todos los tiempos.
En un estudio con piso de tierra, apenas insonorizado con paneles de bagazo de caña, forrados con tela de yute, comenzó a forjarse la industria discográfica cubana hace 80 años, un importante aniversario que no debería continuar siendo pasado por alto.
En 1944, cuando el ingeniero de sonido Ramón Sabat fundaba en La Habana el primer sello discográfico independiente: Panart, todo lo atractivo y apetecible que acontecía en el panorama musical nuestro lo registraban poderosos sellos norteamericanos como RCA Victor, Emerson, Columbia, Brunswick, entre muchos otros.
Merceditas Valdés, "la pequeña aché" canta desde una de las primeras grandes producciones Panart de finales de los años 40, dedicadas a preservar el acervo AfroCubano: "Toques de Santo".
La floreciente industria fonográfica independiente, que ya en 1960 representaban poco más de 30 sellos, fue coartada por la rigidez de una política cultural marcada por el extremismo y absoluto control de todos los medios de difusión por parte del llamado gobierno "revolucionario".
El 30 de mayo de 1961, la pionera casa discográfica fue intervenida bajo la denominada "nacionalización".
La desaparición de Panart, junto al resto de disqueras independientes, fue otro durísimo golpe que eclipsó un importante y efectivo entramado de difusión y edición de música popular que funcionaba maravillosamente, situando a Cuba como uno de los puntos de producción musicales del mundo.
La era de los conjuntos soneros estuvo bien representada en el catálogo Panart con los estilos de la Sonora Matancera, el Conjunto Casino y el Conjunto de Félix Chappottín.
Con un grupo de grabaciones Panart recordamos hoy a Ramón Sabat y su notable aporte a la cultura cubana. Murió en los Estados Unidos el 15 de marzo de 1986 completamente olvidado.
A comienzos de la década del 60, con una tradición de más de dos décadas, los cuartetos vocales en Cuba alcanzaban muchísima popularidad.
Formaciones como las míticas "D'Aida ", "Los Zafiros", el cuarteto de Méme Solis, Los Bucaneros, Voces Latinas, el cuarteto del Rey, entre otros, ofrecieron al público de esa época un variado repertorio, acorde por supuesto a la inmensa red de clubes y cabarets independientes que -sin descanso- mantenían encendida la noche habanera.
Luis Garcia "el principe del feeling" con Los Bucaneros, "Los Zafiros", el Cuarteto del Rey y el cuarteto de Méme Solís nos devuelven algo de aquella riquísima banda sonora. Como ejemplo de la grandeza espiritual de la música como lenguaje unificador y universal, por encima de la estrechez de los dogmas políticos, los maestros Chucho Valdés, Paquito de Rivera y Arturo Sandoval (al cabo de sus notables carreras por separado) vuelven a coincidir en los escenarios para celebrar los 50 años de la fundación de una de las bandas míticas nuestras: "Irakere".
Nos vamos con el sonido más progresivo del cauce musical cubano de comienzos de los años 70 que vinculó, como nunca antes, lo bailable con el jazz.
Buen recuerdo además para la voz que identificó el esplendor de "Irakere": Oscar Valdés.
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