Aquí presento a dos personajes que se interponen entre nosotros y cumplimiento de nuestras metas: el famoso “no sé” y el impetuoso “no puedo”. Para lograr un cambio en nuestra vida, primero debemos hacernos responsables de nuestra vida y no refugiarnos bajo la sobra de los pretextos. Dios se manifiesta en nosotros, pero requiere de nuestro esfuerzo. Por eso, Dios nos da naranjas, pero no peladas.
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