El pensamiento de que Dios lo sabe absolutamente todo acerca de nosotros es a menudo un pensamiento desconcertante. Sin embargo, es la omnisciencia de Dios es un atributo del que debemos regocijarnos todos los días. La inolvidable letra del Salmo 139 nos enseña la razón de nuestro regocijo en la omnisciencia de Dios.