Universidad Abierta de Recoleta
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Todes quienes vivimos en Chile sabemos que la explosión social del 18 de octubre de 2019 se ha transformado en un hito refundacional para este país, desnudando muchas de las desigualdades que se viven; una especie de punto aparte que parece condensar todas las luchas pasadas en una gran revuelta definitiva. Una de esas luchas, por supuesto, se expresa en el gran movimiento feminista que, con multitudinarias expresiones ha cobrado fuerza desde 2018, sumándose así a la visibilización de un país cuyo orden neoliberal no da el ancho para resolver los problemas multifactoriales de la población.
En los albores de una nueva Constitución, surgen voces de diversos sectores sociales, como los pueblos originarios, exigiendo participación para que esta sea la primera Constitución escrita y promulgada por el pueblo, y no “cocinada” entre cuatro paredes por la élite económica, social y militar.
Para ese fin, el movimiento feminista ha planteado la necesidad de que la convención a cargo de redactar la nueva Carta Fundamental sea paritaria, es decir, esté integrada por un 50 % de hombres y 50 % de mujeres. Miriam Henríquez, doctora en Ciencias Jurídicas de la Universidad de Santiago de Compostela, esgrime a favor de la paridad en un artículo de opinión en el diario La Tercera (2019). Sostiene que, al ser las mujeres el 51 % de la población, aportan con experiencias de vida, con inteligencia y capacidades al país, por lo mismo, su voz debería ser escuchada ya que también deberán vivir bajo esta Constitución. Por eso, si bien reconoce que las cuotas son una medida temporal, serviría para compensar el desnivel en la representación política femenina.
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