Universidad Abierta de Recoleta
Education
Durante el mes de noviembre del año 2020, Escocia se transformó en el primer país del mundo en entregar de forma gratuita productos de higiene menstrual para todes aquelles que lo necesiten (Forbes, 2020), atacando de frente un problema que afecta a la mitad de la población mundial y que contiene muchas de las aristas de la sistemática violencia de género en un mundo diseñado para un tipo de persona en desmedro de otres.
En este mismo año, y a raíz de la pandemia, el gobierno de Chile hace un primer envío de cajas de ayuda con insumos básicos, principalmente alimentos. ¿Había artículos de higiene menstrual? Ya sabe la respuesta. Si bien esto se corrigió en la segunda entrega de estas cajas, principalmente gracias a la presión de organizaciones y del movimiento feminista, el error en la primera entrega es un acto simbólico que refleja cómo las políticas públicas siguen teniendo un enfoque patriarcal e invisibilizador de la mujer.
Un grupo de parlamentaristas intentaron subsanar y aliviar la carga económica y mental que significa la menstruación, cuando promovieron un proyecto de ley el año 2019 que permitía la distribución gratuita de productos de higiene menstrual en establecimientos públicos y financiados por el Estado, tales como las cárceles, establecimientos educacionales y de salud, albergues y también para personas en situación de calle (La Tercera, 2020). El problema, como también ha sido la tónica en otras iniciativas bajo la lógica de un Estado subsidiario, es que hay problemas de desigualdad de fondo que afectan a un sector importante de la población, principalmente mujeres.
En Chile, las mujeres gastan alrededor de 48 mil pesos anuales en artículos de higiene menstrual (La Tercera, 2020), lo que significa una carga extra solo por el hecho de ser mujer, y que se suma a una situación económica ya empobrecida por culpa de la brecha salarial y la informalidad laboral. Dice Laura Dragnic (2020), abogada de la Corporación Miles Chile, que "Uno de los últimos informes de Fundación Sol refleja que un 64 % de las mujeres ocupadas tiene una remuneración por debajo de la línea de la pobreza".
En una sociedad patriarcal como esta, la menstruación se convierte en un problema, el cual no se soluciona solo con medidas económicas, sino que debe ir acompañado de educación y una reingeniería total de la maquinaria estatal y de una sociedad que no está acostumbrada a lidiar con estos temas públicamente, como si fueran un tabú. No solo en Chile, ya que, por ejemplo, en Escocia, solo el 31 % de las jóvenes se sienten cómodas para preguntar a sus profesores por productos higiénicos men
Create your
podcast in
minutes
It is Free